- Beba entre 6 y 8 vasos de agua al día.
Mantener una buena hidratación ayuda a prevenir el estreñimiento, mejorar la digestión y favorecer el buen funcionamiento de los riñones. Se recomienda tomar un vaso de agua con cada comida principal para facilitar la ingesta de alimentos sólidos.
- Tome sol entre 5 y 10 minutos al día en la mañana.
La exposición moderada al sol ayuda al cuerpo a producir vitamina D, necesaria para absorber el calcio y mantener los huesos fuertes. Esto reduce el riesgo de enfermedades óseas como la osteomalacia.

- Consuma alimentos ricos en fibra para mejorar la digestión.
La fibra ayuda a prevenir el estreñimiento, favorece el tránsito intestinal y contribuye a controlar los niveles de azúcar en sangre. Buenas fuentes de fibra son las frutas con cáscara (como manzana, pera o ciruela), la avena, el pan integral, las verduras de hoja verde y los frutos secos.
- Realice caminatas diarias de 30 minutos a ritmo moderado.
La actividad física regular mejora la movilidad, fortalece los músculos, mantiene la flexibilidad y ayuda a prevenir caídas. Además, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, favoreciendo un mejor estado de ánimo y calidad del sueño.
- Consuma una alimentación variada y equilibrada cada día.
Incluya alimentos de todos los grupos: frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, lácteos bajos en grasa y proteínas como pescado, huevo o pollo. Comer de forma balanceada aporta los nutrientes necesarios para mantener energía, fortalecer el sistema inmune y prevenir enfermedades.
